Fue una hora en la que pudimos disfrutar de la buena compañía de los niños pequeños del colegio. Ellos, pese a tener 4 años, ya manejaban los ordenadores como si de un adulto se tratara. Casi mejor que nosotros. Se pasaron toda la hora coloreando en el paint y jugando a pinball. Según nos dijeron, al día siguiente iban a volver, porque les encantó la experiencia y seguro que les gustaría repetir. Seguro que habrá más días así, o por lo menos, eso esperamos.
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